Isla Saona, un sueño de caribe

Cuando pasas la mayor parte de tu vida por la zona del paralelo 40º de latitud sur, las playas de arena blanca y el oleaje de un mar turquesa donde la gente se pasea en traje de baño, sombrero y anteojos de sol todo el año parecen una utopía, o al menos, otro planeta.

Por eso, cuando en un viaje a un destino clásico del caribe te ofrecen visitar Isla Saona, es prácticamente imposible negarse. Para que se puedan hacer una idea, esta isla del Parque Nacional del Este de República Dominicana podría perfectamente ser la protagonista de esta publicidad:

La isla Kem en realidad es el Cayo Bolívar, Colombia. Pero sirve para los efectos de mostrarles la imagen paradisíaca que teníamos que Isla Saona.

Y con esa inspiración, o algo parecido, contratamos el tour a la isla ¿cómo lo hicimos?

La delegada oficial a cargo de los tour (es beneficioso tener amigas administradoras de empresas de turismo), previo al viaje revisó opciones y tras ver en youtube varios videos recomendó adquirir el viaje con el «Capitán Gringo». Cabe destacar en este punto que lo más atrayente de los videos eran las fiestas que aparecían en ellos, algo que el grupo de chilensis que integré estaba muy dispuesto a disfrutar.

*Recomendación: El tour a Isla Saona con el Capitan Gringo es más para grupos de amigos que para familias con niños pequeños porque hay más ron que agua disponible para los pasajeros. Es más, no había agua, sólo bebida gaseosa (de esa que toma el Viejo Pascuero, Santa Claus o Papá Noel y que se supone te hace feliz cuando la tomas) para ponerle al ron.

En el hotel, con la misma persona que contratamos el tour a Dolphin Island, contratamos el tour a Isla Saona con el Capitán Gringo, por $30 USD que en ese momento equivalían a $19.200 pesos chilenos (CLP), valor por cada uno de los pasajeros.

Por esa bastante módica suma (si lo comparamos con lo de los delfines), nos pasaron a buscar en una van al hotel, incluía la entrada al Parque Nacional del Este, nos llevaron desde Punta Cana a Bayahibe, en Bayahibe tomamos una lancha rápida en la que recorrimos varios atractivos turísticos hasta Isla Saona, allá comimos en un buffet y estuvimos cerca de 3 horas, regresamos en un catamarán hasta Bayahibe y desde ahí nuevamente en van a Punta Cana. Todo eso regado con litros y litros de ron desde las 09:30 de la mañana aproximadamente.

Pero vamos por parte.

A las 06:40 de la mañana del sábado (el Capitán Gringo salía solo miércoles y sábado), nos pasó a recoger una van conducida por el simpático Domingo, quien nos acompañaría en otra pequeña aventura posterior, con destino a Bayahibe.

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En el camino nos detuvimos en una especie de cafetería en medio de la nada, donde debíamos esperar a otros pasajeros para seguir camino, lamentablemente para Domingo, hubo un error y nuestra espera fue en vano… afortunadamente para nosotros, en compensación, nos hicieron un upgrade del tour.

Ese upgrade permitió que nos dejaran en el río Chavón donde tomamos una lancha rápida que nos llevó río abajo por el cañón fluvial (pasando junto a unas mansiones bastante impresionantes). Una vez en la costa de Bayahibe hicimos un breve recorrido y nos dirigimos hacia un banco de peces de colores para nadar y hacer snórkel.

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En esa zona de Bayahibe habían otras lanchas y yates con personas buceando y haciendo snórkel y nos quedamos ahí cerca de media hora. Luego continuamos en la lancha rápida recorriendo el litoral y entramos al Parque Nacional del Este, donde la siguiente escala fueron los manglares.

Esta zona, en la que el agua se veía más verde y con muchos peces y aves sobre la vegetación, es donde desovan gran parte de los peces que habitan la zona. Nos explicaban que eso se debe a que la vegetación que existe sobre el agua sirve de protección a los alevines (crías de peces recién nacidos del huevo); y por eso atrae tantas aves acuáticas a alimentarse.

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El recorrido por el manglar nos acerca a la siguiente parada en el tour: Isla Catalinita.

Esta pequeña isla (Wikipedia dice que son 22 há y está deshabitada), tiene como principal peculiaridad una zona que es un cementerio de caracoles. Hay cientos y cientos y cientos de caracolas de todos los tamaños por la playa, arena adentro, e incluso al medio del pasto.

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Eso sí, no permiten que bajes de la lancha con nada excepto chalas / chanclas para evitar lastimarte y cámaras fotográficas, porque está prohibido llevarse caracolas de souvenir; así que ni lo intenten, además perdería su encanto esa playa sin ellas.

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Es extraño ver tantas y tantas miles de caracolas, las más lejanas al agua grises, deshaciéndose. El guía (cuya principal función era llenar nuestros vasos con ron) dijo que aparentemente las corrientes de esa zona del mar Caribe arrastran hasta esa playa lo que queda de los caracoles.

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De Catalinita nos fuimos a un banco de arena que los guías llamaban piscinas naturales, también parte del Parque Nacional del Este, donde el agua llega hasta las rodillas y las lanchas rápidas se detienen para los turistas ávidos de fotos (y de ron, que siguen sirviendo como si fuera agua) se tomen fotos con mar turquesa de fondo. Y también los que aman fotografiar el paisaje puedan tener un amplio espectro de colores verdes y azules en sus lentes.

Esta zona tiene un par de kilómetros cuadrados con máximo 1 metro de profundidad, y es el lugar en que los guías del Capitán Gringo parece que más se esfuerzan por mantener los vasos llenos.

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A eso de las 12:00 salimos de la piscina natural con rumbo al destino prometido: Isla Saona.

Por lo que nos explicaron al contratar el tour, hay algunos tour operadores que tienen «reservada» una zona de la playa como área privada y otros que comparten un tramo mayor de playa entre varias empresas. El Capitán Gringo te lleva hasta «Canto de la Playa», donde te encuentras a mucha gente de diversos países, familias, adultos mayores, etc. Pero todos con la misma expresión de disfrute y relajo en la playa, conversando y compartiendo sus experiencias en República Dominicana.

Además, y como comité de bienvenida, nos encontramos algunos habitantes de la zona que pasaban corriendo entre los pies sin ningún temor de ser pisados.

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En Canto de la Playa hay reposeras, almuerzo en sistema tenedor libre, más ron, bebidas y agua. Aquí nos quedamos tres horas aproximadamente y aprovechamos de comer, pasear y hasta de dormir una siesta reponedora para seguir disfrutando del tour.

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La comida está disponible en bandejas bajo techos de hoja de palmera rodeados de mesones al aire libre a la sombra de las palmeras y a metros de la playa. Acercándose al agua, pero aún protegidas del sol, están las reposeras donde los más afectados por el ron y el movimiento de la lancha se quedaron anclados antes de comer.

Y luego… la playa.

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Tras comer, descansar, conversar con otros visitantes y buscar la palmera recostada en la playa de rigor, llegó el momento de regresar. Esta vez en el catamarán que más fama le da a los tour del Capitán Gringo, la nave en la que se juntan los pasajeros de las lanchas rápidas para hacer el regreso hasta Bayahibe.

Y dejamos la maravillosa playa de Isla Saona con satisfacción plena. Aún cuando no visitamos el poblado Mano Juan, que es donde viven los isleños, y donde hay una pequeñas feria artesanal. En realidad, los mejores souvenirs son las fotos y los recuerdos, así que no fue necesario.

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El camino de regreso incluyó una parada en un banco de arena donde viven estrellas de mar, y donde muchos bajaron a fotografiarse con ellas. Eso sí, todos con la instrucción de no sacarlas más que un par de segundos del agua, para no lastimarlos o sobre estresarlos.

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Aquí habían decenas de lanchas, yates y catamaranes, todos en «modo fiesta», con música, bailes y el siempre presente ron regando los vasos de los turistas.

Lo más probable es que si logras llegar sobrio a Isla Saona, no llegarás sobrio a Bayahibe.

El catamarán cuenta con dos pisos, en el primero hay una barra (sí, más ron) y un espacio que se usa para competencias de baile, juegos y la fiesta al ritmo de la música de moda en las islas de caribe. ¡Cómo olvidar el «chucuchá chucuchá chucuchá» de Los Ilegales! (Para que se hagan la idea les dejo el link de la canción AQUI). En el segundo piso el viaje es tranquilo y para conversar con el piloto, que efectivamente es un capitán gringo.

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Los videos que vimos previo al viaje que promocionan los tour del Capitán Gringo no faltan a la verdad en ningún caso y cumplió nuestras expectativas.

En la llegada a Bayahibe tuvimos cerca de 20 minutos libres en la feria artesanal, para quienes querían comprar recuerdos, y luego emprendimos el regreso al hotel conducidos por nuestro amigo Domingo.

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Antes de terminar es importante dejarles un par de recomendaciones elaboradas por el staff editorial de este post, en caso que quieran hacer este u otro tour similar a Isla Saona:

  • Comer antes de salir del hotel: la mayoría de los hoteles comienza a servir desayuno a las 07:00 h, en ese caso hay que ser previsor y llevarse algo a la habitación. ¿Para qué? Disminuir el riesgo de perder la consciencia a causa del exceso de ron a las 10 de la mañana, y porque recién 6 a 7 horas después es el almuerzo en la isla. Igual sirve llevar algo de snack para asentar la panza en caso de mareo en las lanchas.
  • Polera o chaleco manga larga, o bloqueador solar: cierto que hará calor, que andar poniéndose y sacándose la polera o lo que sea para meterse al agua es una lata, igual que embadurnarse de bloqueador cada hora, pero lo agradecerán al día siguiente. ¿Para qué? Para no quedar con los hombros y la nariz moradas por las quemaduras de sol, porque rojas no quedan. Lamentablemente nosotros entendimos demasiado tarde porqué todos los guías andaban con polera manga larga.
  • Anteojos de sol extra grandes o sombrero: en las lanchas rápidas parecerá que se vuela todo, pero sosténgase el sombrero y traten de protegerse los ojos con anteojos de sol. ¿Para qué? Para que no les pase lo que a mí, que me quemé hasta los párpados y parecía personaje de los Simpsons con la cara hinchada. Esa parte no fue nada placentera.

Si planean ir a Punta Cana y no quieren perderse el viaje a Isla Saona, les dejo el link al sitio web del Catamarán del Capitán Gringo, ojo que hay muchas empresas que ofrecen más o menos el mismo tour, así que la sugerencia es que elijan en función a sus necesidades y grupo de viaje.

Además hay otros tour muy interesantes que se pueden hacer en la zona, como el que hicimos nosotros con nuestro amigo Domingo, para conocer la capital provincial de Punta Cana: Higüey.

Eso se los cuento en el próximo post.

¿Cómo llegamos aquí?

Los delfines, sus besos y como se ven en Punta Cana

Ya de vacaciones en Punta Cana ¿qué se hace un resort?

La primera vez que viajé al extranjero…

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