Playa Colún 1: Cómo llegar a lo desconocido

En la costa de Chile hay algunos tesoros medio escondidos aún, caletas y playas que están alejadas de las rutas tradicionales turísticas y que vale la pena conocer. Una de las legendarias de la región de Los Ríos es Playa Colún, ubicada en la Reserva Costera Valdiviana (más info de esta área privada protegida con acceso público, EN ESTE LINK).

La Reserva y la Playa se ubican en la comuna de Corral. La playa se encuentra de cara al océano Pacífico, entre la latitud 40,015 sur y longitud 73,686 oeste y 40,085 sur y 73,652 oeste, y tiene una extensión aproximada de 8,5 kilómetros. El límite sur de esta playa se ubica en la desembocadura del río Colún y un campo dunar de 1,6 kilómetros de largo y 500 de ancho.

Desde el centro de Valdivia hasta donde termina el camino de acceso a la playa son 103 kilómetros, por las rutas 206 (Valdivia a Paillaco), y a 16,5 km tomando la ruta T-60 hacia Corral. Este último camino es de ripio y tiene algunos puntos complicados, por lo que la recomendación es hacerlo con buen tiempo y sin apuro de recorrer los 48 km que llevan a Corral.

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La alternativa más segura y preferida es desde Valdivia a la costa, para tomar el ferry desde Niebla a Corral. Para eso hay que salir de la capital de Los Ríos por la ruta T-350 hasta el muelle del Transbordador a Corral, ubicado a 16 km. Ahí puedes tomar una de las barcazas que cruzan la Bahía de Corral cuando la metereología lo permite.

Desde Corral, siguiendo la ruta T-450 a la caleta y localidad turística de Chaihuín, son solo 24 km de camino asfaltado con vista al Pacífico. En Chaihuín actualmente hay oferta de restaurantes, principalmente de los sindicatos de pescadores y recolectores de orilla, que asegura la calidad de la materia prima marina de sus especialidades. También puedes encontrar alojamiento en cabañas o acampando a pasos de la playa y dunas de Chaihuín, que son un interesante aperitivo y preparación para Playa Colún.

Pasando el puente que cruza sobre el río Chaihuín, son 13 kilómetros aproximadamente los que quedan para recorrer en vehículo. Tramo que se puede alargar 1,5 km si viajas en 4×4 o moto. Vale la pena advertir que, sin importar la época del año, es importante conducir atento a los animales que pueden estar en el camino hacia la Reserva.

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Aquí comienza mi versión de esta historia:

A fines de un marzo más o menos caluroso, hace más años de lo que nos gusta recordar, tomamos el ferry de las 08:00 de Niebla a Corral con el objetivo de pasar el día en la mítica Playa Colún. Idea que surgió tras los comentarios, experiencias y anécdotas que alcanzaban ribetes mitológicos sobre este hermoso lugar del sur de Chile.

La primera escala fue en la Administración de la Reserva Costera Valdiviana. Ahí pasamos a registrarnos, como todo visitante responsable debe hacer en este tipo de lugares (así saben a quién y dónde buscar a los que se las dan de Indiana Jones o el protagonista de Man vs Wild y se pierden en el intento). Ahí nos explicaron el camino que debíamos seguir, la ubicación de los puntos de interés y las alternativas para movernos en la zona.

Llegamos en vehículo hasta «el portón verde», donde nos explicaron que debes dejar el vehículo a menos que vayas con doble tracción o motocicleta. Caminamos por la huella que sigue desde ahí hasta la bajada a la playa por 1,5 km rodeados de árboles (varios eucaliptus) y con proliferación de hongos por la fecha de nuestra visita.

 

 

La bajada a la playa no es apta para vehículos. Pero, como dice mi comité editorial de este post «el ser humano es el animal más porfiado del planeta», así que van y bajan en camioneta o jeep a la playa y… ahí quedan. Tienen que irse caminando a contratar algún vecino que tenga yunta de bueyes y los saquen de ahí. Obviamente vimos autos en la arena cuando llegamos.

Desde el inicio la vista es impresionante. Si eres asiduo a los blogs o canales de youtube de viajes, habrás oído y leído muchas veces eso de que el paisaje nos recuerda lo pequeños que somos. Pues aquí también. En serio. Y es válido también para personas con una estatura superior al promedio chileno.

Bajamos a la playa y, con toda nuestra inocencia o ignorancia, comenzamos la caminata de día completo avanzando hacia el sur. La primera parada fue en una pequeña caída de agua que se ubica aproximadamente a 1 km desde la bajada norte a la playa. Inevitable tomarse unos minutos a escuchar el agua caer, tocarla para mojarse las manos y, en este mundo gobernado por las selfies, tomar y tomarse fotos.

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Siguiendo hacia el sur, mientras se despejaba la bruma matinal que caracteriza las costas de Chile, conocida como «vaguada costera», descubrimos la triste visión de pingüinos muertos. Contamos 9 cormoranes y 72 pingüinos de dos especies varados en la playa. Los días siguientes apareció en las noticias y el conteo había llegado a cerca de 150 pingüinos y 30 cormoranes. Nunca supimos cuál fue la causa, solamente que se especuló si la pesca de arrastre, es su apogeo por Semana Santa, habría tenido que ver.

Más hacia el sur, tras haber caminado 7 km de playa, llegamos al inicio de las dunas y la entrada para apreciar una de las dos «Lagunas Gemelas» de Playa Colún. Desde la playa misma no se ve la laguna, ubicada a escasos metros y separada del mar por el bloque de dunas y la meseta boscosa que recorre el Este de la playa en su mayor extensión. Sin embargo, incluso al término del verano, se puede ver en la arena la huella dejada por el cauce seco de un estero que va desde la laguna al mar, y que sirve de acceso.

 

 

Ahí, de pronto y sin previo aviso te encuentras con la laguna occidental.

La gemela del oeste está «encajonada» con bordes muy pronunciados y poco espacio para recorrer sus riveras sin el equipamiento apropiada. Sin embargo, subiendo la pendiente de la duna que hace las veces de playa, puedes apreciar el espejo de agua y sus alrededores. Los bosques de olivillo, la selva lluviosa y los restos del bosque que las dunas han cubierto son el marco de esta belleza.

La laguna oeste es la mayor de ambas. Se orienta en sentido norte – sur con una extensión de 1,6 km, su ancho máximo es de 450 metros en dirección este – oeste y tiene una profundidad máxima de casi 17 metros (información de ESTA PUBLICACIÓN titulada «Sobre el origen de los lagos gemelos de Colún«).

 

 

Cuando llegamos había un grupo de personas disfrutando de la laguna y del sol del mediodía. Ahí decidimos hacer una pausa para almorzar lo que habíamos llevado, cuidando especialmente de no dejar ningún residuo mayor a las huellas de nuestras zapatillas.

Y como si fuera un aviso de lo que estaba por venir, una de las participantes de esta «exploración», quien además oficia de editora y memoria externa de este post (¡gracias Glena!), se negaba a seguir caminando. Junto con demostrar que su pie, sufriente de luxaciones varias, ya parecía una empanada de kilo, anunció que se quedaba ahí y que enviemos a la autoridad correspondiente a certificar la hora de su deceso porque no veía cómo caminar de regreso. Por supuesto, sacando un as bajo la manga conocido por todos los chilenos como Mentholatum, procedió a una friega/masaje en el tobillo que le permitió seguir camin… arrastrándose.

Con energías repuestas, o eso pensamos inocentemente, comenzamos a hacer algo parecido a escalar la duna… que en realidad fue arrastrarnos lentamente por la arena tratando de llegar a la cima. No fue una tarea rápida gracias al viento que llevaba arena a los ojos, la pendiente pronunciada de la ladera y la falta de práctica, pero lo logramos usando de «descansos» las ramas de árboles secos que asoman en la duna.

 

 

Desde ahí ya se empieza a apreciar en su extensión el campo dunar hacia el sur. Más lejos se ve el río Colún enanchando su cauce mientras llega a la desembocadura. Al oeste, «ese mar que tranquilo te baña», que efectivamente estaba tranquilo ese día. Y al este bosques y unas pequeñas praderas, hacia donde nos dirigimos para buscar una caverna que nos dijeron que tiene pinturas rupestres dejadas por los pretéritos habitantes de esa zona costera.

Sobre esa búsqueda, los alrededores de las dunas y el regreso, les contaré en el próximo post. Solo puedo adelantar que los recuerdos del resto de ese día me dan dolor residual mental de cuerpo entero.

Recomendaciones:

  • Lleva todo lo que necesitas y alguna que otra cosa que pudieras necesitar en tu visita. En Playa Colún no hay servicios: señal de telefonía móvil (menos 3g o 4g), agua potable, electricidad, cafetería, hospedaje, etc
  • SIEMPRE que vayas a un Área Silvestre Protegida, regístrate antes de ingresar. De esta manera, la administración podrá saber cuántas personas ingresan y tomar medidas que puedan mejorar la estadía de los visitantes. Además de buscarte si te pasa algo y quedas imposibilitado de regresar por tus propios medios
  • Revisa los horarios y permisos de zarpe de la barcaza con antelación. Puedes llegar hasta el muelle del ferry para descubrir que el mal tiempo te jugó una pasada y se ha cerrado la bahía. Si es así, siempre puedes ir a pasar las penas comiendo algo especial en Niebla o Los Molinos (siguiendo el camino unos pocos kilómetros más)
  • Si vas con alguien que conozca la reserva (guía o avezado explorador) en 4×4, puedes tomar un camino forestal que llega a un sendero por el bosque y ahorrarte 3 kilómetros de playa, hacia las dunas. Ganas tiempo y la bajada a la playa es más corta que la que hicimos nosotros
  • Si vas en cualquier época del año con alta humedad, es decir casi todo el año exceptuando verano y principio de otoño, lleva sal. Así podrás retirar de tu piel las sanguijuelas que se adherirán como… bueno, se adherirán por donde puedan
  • En verano, evita llegar al último cruce del ferry. La cantidad de vehículos puede ser bastante mayor a lo que esperas, dejándote inevitablemente si cupo disponible. De vez en cuando la tripulación se apiada de los «abandonados» y hace un cruce extra, pero mejor no confiarse

Si lo tuyo es un lago de montaña, entonces revisa ¿Y si vamos a Pangui? edición Coñaripe

Puedes seguir las demás aventuras de la editora de contenidos turísticos de este post, Glena Riquelme, en ESTE LINK

6 comentarios en “Playa Colún 1: Cómo llegar a lo desconocido

  1. Hola, muy buena descripción. Me atreví a conocer la playa Colún. Fui en 4×4, nos encontramos con dos familias que intentaban llegar pero no pudieron, al igual que nosotros. Recorrimos dos caminos forestales. A lo mejor nos faltó perseverancia, así que nos devolvimos. Zafé bañándonos en el río Colún, a la altura de un puente cercano a los caminos madereros.
    Un dato que indicaste en tu reseña es lo de registrarse en la administración, ¿Donde está? algo no menor, ya que fuí con mi señora y mis hijos de 14, 5 y 2 años!!! sin otro auto o apoyo.

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    1. Si sirve de consuelo, hay muchas experiencias similares a la tuya! La administración se encuentra al cruzar el puente Chaihuín, a la izquierda yendo hacia la Reserva. Ahí ellos te dan todas las indicaciones para evitar perderse del camino y en caso que queden con el vehículo en panne, ellos conocen a los lugareños cercanos que tienen yuntas de bueyes para sacarlos.
      Espero que puedan ir de nuevo, y disfrutar al máximo ese secreto de la costa de Los Ríos ¡Saludos!

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      1. Hermosos parajes» anduve en esas tierras para la gran temporada de las machas, en la playa Colun corriendo en camioneta en la reventazón de la ola esta solía taparnos en agua, los choritos zapato de el rio colun de la familia Nauto o Nauco grandes y deliciosos. La playa de Huaicolla otra belleza… que bella experiencia!!

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  2. Joel Arevalo, nunca más por favor.Las reservas no son para hacer eso. Debes haber aplastado muchas vidas. En un zona que debe estar libre de vehículos. Es muy triste la porfía de la gente.

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