No sé quién inventó los resort y el concepto de «todo incluido», pero puedo imaginar que era alguien que quería solo dormir y comer durante sus vacaciones en algún lugar paradisíaco.
No quiero decir que solo sea dormir y comer (eso lo pueden hacer en sus casas!), sino que no hay qué pensar dónde será más barato o más rico comer, a dónde llevar a los niños, o qué medio de transporte tomar para ir a un bar.
Todo está ahí.
En el caso del hotel en que nos hospedamos en este primer viaje a República Dominica, como les conté anteriormente, habían varias opciones disponibles, comenzando por la playa.
La playa Bávaro, que es la que visitamos, es una de las más conocidas de esa zona de la isla, probablemente porque parece ser el epítome de lo que son las playas del mar Caribe. Se ubica en la provincia de Altagracia, específicamente en el municipio de Higüey y son kilómetros de arena blanca y mar tibio y transparente.
Siendo chilenos habituados al rigor térmico de la fría corriente de Humboldt, el agua del Caribe nos resulta casi como estar en las termas. Lo que puede ser un problema cuando agobia el calor de estar al sol y piensas que al meterte al agua te refrescarás: eso NO pasa.
La mayor parte de los resorts incluyen parques o zonas más o menos boscosas donde puedes encontrar fauna local relativamente domesticada, o al menos que no huirán en cuanto levantes la cámara para tomar fotografías. En general se solicita no alimentar a estos habitantes del caribe, y es sensato repetir esa recomendación: no comen comida humana, no insista.
Otra actividad a tener en cuenta son los shows que realizan prácticamente cada noche en los teatros de estos hoteles (ya les dije que tenían de todo), suele ser una temática por noche de la semana y haber un bar cerca para ayudar a ser más benévolos con las críticas a las performances de los artistas.
No sé en otros países, pero en República Dominicana se ha implementado una política, a través del Ministerio de Turismo, que permite a organizaciones de artesanos locales montar ferias una vez a la semana al interior de los hoteles. En general vimos trabajos de buena calidad, a precios aparentemente razonables. Pero mi sugerencia es no enloquecer y querer comprar recuerdos para todo el mundo, porque en la playa, y a metros del hotel había una feria estable a precios más convenientes y la misma calidad de productos.
Otra consideración a tener en cuenta cuando se compran souvenirs, artesanía… o casi cualquier cosa: los dominicanos están abiertos a regatear. Puede ser bajar de precio por volumen de productos comprados o sencillamente alardear de lo caro que está y negarse a comprarlo, igual funciona.
Por último, pero para nada menos importante: los restaurantes. Cada hotel cuenta con varios lugares para comer, incluyendo con sistema de buffet, snack bar o a la carta. En algunos hay comida «temática», es decir, comida oriental, italiana, carnes o típica de la zona. En Punta Cana al parecer se han especializado en hacer comida para todos los gustos, así que es difícil encontrar platos tradicionales en un menú de hotel, pero a cambio encontrarás comida practicamente a prueba de mañas.
Sobre los bares, lo único que diré negativamente es que para los chilenos es como tomar agua con sabor. Usan mucho hielo (3, 4 o 5 cubos por vaso) y ponen 1/4 o menos del vaso con alcohol, el resto es bebida o jugo. Así que nosotros tuvimos que enseñarle a uno de los barman de nuestro bar favorito a servirnos «chilean way»: dos hielos, medio vaso de ron y medio de bebida (ahora pareceremos alcohólicos!). Como anécdota, el barman nos dijo que solo los rusos toman más que los chilenos, pero los chilenos somos más simpáticos… y rompemos menos mobiliario.
Una vez que te conoces el hotel al revés y al derecho llega el momento de aventurarse un poquito fuera de la burbuja. Y eso fue lo que hicimos, dándole gusto a una de las viajeras del grupo que quería su foto con delfines.
Eso se los cuento en la próxima ;D
5 comentarios en “Ya de vacaciones en Punta Cana ¿qué se hace en un resort?”