… de dejar solo, triste y abandonado mi blog apenas un tiempo luego de crearlo.
Pero tengo mis razones, Su Señoría Internet, permítame explicárselas.
Primero que todo y como base angular de mi defensa, debo decir que pensé que a nadie le interesaría si escribía o no, y que al fin y al cabo, lo hacía solo para mi. Y veo que he estado equivocada, porque aun hoy aparecen algunos comentarios aislados (los cuales por su puesto que agradezco) que me demuestran lo contrario.
En segundo lugar, lo dejé como prioridad 4590103497 en mi lista de pendientes. Y en realidad, recién voy como en el 15463743. Lo que demuestra que tengo una conducta ejemplar al adelantar mi compromiso con la escritura. Sin duda, eso merece ser evaluado por los integrantes del jurado.
También me parece pertinente agregar a esta sumatoria de aclaraciones que no lo ví, hasta este preciso momento, como una forma de relajarme sino que como una «obligación». Lo que reconozco, Su Señoría, que es bastante ridículo porque nadie me obligó a crear este blog, si no que soy la autora intelectual y material de todo lo que se puede leer aquí por opción.
Por último, creo que caí en lo que muchas personas han caído anteriormente (y se que la sabiduría popular dice «error de muchos, consuelo de tontos u.u). Me refiero a todas esas personas que alguna vez se han creado una cuenta en alguna red social, hicieron un sitio web, o se registraron en un sitio alguna vez y tras usarlo un par de veces, lo dejaron tirado porque les dio F-L-O-J-E-R-A entender su funcionamiento.
Concluyo mi confesión, Su Señoría, pidiendo que tenga en consideración mi irreprochable conducta anterior (nunca me creé un perfil en Facebook, eso creo que hay que ponerlo en la sección de las cosas positivas). Y, por supuesto, mi disposición a cambiar mi conducta. Estoy segura que los internautas que alguna vez lean esto, podrán ser mis testigos y dar fe de ello.
La defensa descansa.
Ansias Nómadas 