El templo blanco de Chiang Rai y el Triángulo Dorado

A las 07 de la mañana estábamos listas para comenzar el viaje a la frontera norte de Tailandia, donde limita con Myanmar (antes llamado Birmania) y Laos. Chiang Rai, la «Ciudad del Rey» fue la capital del desaparecido reino de Lanna hasta la fundación de Chiang Mai; se ubica a 3 horas de viaje por una carretera sinuosa, pero en buen estado y muy transitada.

La primera escala fue el Templo Blanco de Chiang Rai, o Wat Rong Khun, y aún me duelen las mandíbulas de tanto estar con la boca abierta de puro maravillada ante tanta cosa bonita, fíjese usted.

Este templo, a diferencia de los anteriores que visitamos, es de construcción contemporánea. Iniciando los trabajos hace 20 años y con miras a varios años más, se financia gracias a la donación de sus visitantes y tiene un tope máximo de donación de 1000 bahts, de manera que nadie se pueda sentir más «dueño» del lugar. El diseño y la obra en general está en manos de Don Chalermchai Kositpipat, artista visual originario de esta ciudad y principal promotor de la creación de este bello lugar.

Wat Rong Khun tendrá, según los diseños, nueve edificaciones, destacándose actualmente la entrada como la más famosa y visitada. Se accede a través de un puente que cruza una representación del infierno, y que está resguardado por diversas figuras esculpidas en los bordes; luego hay un pequeño espacio para dejar los zapatos, según la costumbre budista, e ingresar al templo donde no se pueden tomar fotografías al interior. Tendrán que creerme que adentro es casi tan sorprende como por fuera, gracias a las paredes pintadas que representan el mundo actual usando referencias totalmente contemporáneas (imaginen que hasta puedes identificar a Superman, Kung Fu Panda y Elvis).
No me cansé de tomar fotografías de los detalles exteriores, es más, siento que me faltó una hora al menos para disfrutar a cabalidad esa primera mirada. Pero sirvió para conocerlo y desear visitarlo nuevamente cuando esté listo, algún día.
Desde ahí nos dirigimos a la parte más al norte de Tailandia (algo así como Visviri, en Chile), donde hay un hito y, a estas alturas obviamente, un mercado. Este lugar, Mae Sai, tiene un importante intercambio comercial con Myanmar y es una ciudad con dos nombres, en dos países, dividida por un río y una aduana. Nos habría gustado mucho cruzar hacia Tachileik, pero de nuevo el tiempo estaba en nuestra contra.

De aquí tomamos rumbo hacia el Triángulo Dorado, a 20 minutos aproximadamente de Mae Sai. Lugar en que confluyen las fronteras de Tailandia, Myanmar y Laos, divididos por los ríos Ruak y Khong. Este lugar se llama así, además de lo obvio de tener la frontera de 3 países (triángulo), por haber sido una importante zona productora de opio, según nos indicaba el guía; y el opio fue el oro negro de indochina durante muchos años. Pasamos a un pequeño museo del opio, donde se explica sobre su valor cultural en las tribus de las montañas y cómo terminó convirtiéndose en una industria de la adicción.

Hicimos una pausa para almorzar en otra de estas picadas-buffet que está conveniente en el mismo espacio que una joyería. Si no te gusta la comida, al menos te puedes ir cubierta de plata y piedras preciosas, todo con certificado de garantía de la calidad del metal y las piedras.
Con la panza llena de sticky rice con mango (postre tradicional tailandés), nos fuimos a la costanera tailandesa del triángulo dorado. Además de los puestos de souvenir de rigor (medio parecido a Angelmó, pero con 20 grados Celsius más, por lo menos), están los hitos fotográficos: esculturas de elefantes tamaño real, budas en diversos tamaños, un par de ganesh (divinidad hindú representado por un elefante), y el letrero de «usted está en el triángulo dorado» en varios idiomas.

Desde este punto puedes tomar lancha y navegar por los ríos Ruak y Khong, incluso desembarcando en Laos o Myanmar… lo que, de nuevo, no pudimos hacer por falta de tiempo teniendo un viaje de 5 horas para regresar a Chiang Mai.
Mi conclusión es que, de acuerdo a mis gustos personales, debí quedarme una o dos noches en Chiang Rai. Así habría podido pasar más rato en Wat Rong Khun y perder menos tiempo en traslados, que se podrían dedicar a cruzar a los países vecinos por el día.

Recomendaciones
:

  • Si te interesa conocer Wat Rong Khun (más allá de tomarte la foto en la entrada), destina 2 a 3 horas al menos para recorrerlo.
  • El Triángulo Dorado es interesante, pero creo que lo mejor es la posibilidad de cruzar a los países vecinos. El mercado no tiene muchas diferencias en precio o productos al de Chiang Mai.
  • Si vas a hacer todo en un día y no puedes dormir con ruido de conversaciones en el transporte, lleva un libro o batería completa del teléfono porque 5 horas se hacen largas.

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