Machu Picchu 5: el regreso a Chile

Luego de haber caminado entre las nubes de Machu Picchu, quizás uno queda un rato entre las nubes mentalmente, porque… ya lo leerán!

Llegamos a Aguas Calientes alias Machu Picchu Pueblo, recogimos nuestras mochilas y le dimos el último vistazo al pueblo de camino a la estación. Nos despedimos del río y del pequeño pero acogedor pueblo, lleno de trenes y turistas, antes de comenzar el regreso.

Tras un viaje tranquilo y reparador en el tren de regreso a Ollantaytambo, llegamos sin novedad a Cusco. De regreso y teniendo varias horas disponibles para dedicar al arte de comer, decidimos cenar en el restaurant «Los Tomines», frente al hostal, por la excelente experiencia del primer día.

Esta vez, con más tiempo (y hambre) pudimos disfrutar de la comida y la atención, que incluyó un pisco sour hecho para que cualquier chileno otorgue la nacionalidad peruana a ese licor. No llegamos a acuerdo al respecto, pero la conversación cordial permitió dejar de lado el tema de las fronteras un rato.

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Más tarde llegamos a nuestro alojamiento, donde amablemente nos habían permitido dejar parte del equipaje hasta nuestro regreso. El recepcionista con la disposición que otorga la experiencia trabajando en turismo, nos pregunta a qué hora sale nuestro vuelo a Chile y si nos puede ayudar en algo más.

Inocentemente respondemos que sale de madrugada así que nos iremos al aeropuerto a pasar las pocas horas de medianoche que restaban esperando la salida del avión. Algo que es más o menos costumbre cuando un vuelo sale desde un aeropuerto internacional muy temprano en la madrugada. Él, con toda la amabilidad nos explica que no podremos seguir ese plan porque este aeropuerto sencillamente cierra por la noche.

Quedamos en silencio mirándonos y preguntándonos ¿Cómo es posible que un aeropuerto internacional cierre? esperando encontrar una respuesta a este problema en la cara de la otra. Obvio, sin resultados ¿Qué hacer entre las 23:00 de un día y las 04:00 del siguiente? Por supuesto no teníamos presupuestada una noche más de alojamiento, y no quedaban habitaciones para dos personas en el hostal. Pero de nuevo, la experiencia turística de nuestro recepcionista prevaleció por sobre nuestro pánico y ofreció que descansarámos en una sala de estar del hostal, mientras abría el aeropuerto .

No sé si alguna vez han tenido la oportunidad de toparse con alguien tan empático, simpático y amable en sus viajes, pero le habríamos hecho una estatua a este señor en ese momento. No solo nos llevó a la sala de estar, nos facilitó frazadas para evitar el frío de la noche,  sino que además se preocupó de despertarnos y llamar transporte para nosotras a la hora de apertura del aeropuerto.

Gracias a este ángel turístico fuimos de los primeros 5 pasajeros que entraron al Aeropuerto. Donde no había sillas, bancas, escaños ni nada que permitiera sentarse, excepto el suelo. Pasó un buen rato antes que llegara el personal de la aerolínea y comenzara la recepción de pasajeros, más rato aún en lograr entrar a la sala de embarque. Pero lo logramos y tras un sumamente breve vuelo llegamos a Lima y luego a Santiago.

En la capital chilena estaba tan agotada que francamente apenas recuerdo qué hicimos. Solamente tengo claro que nos arrastramos como pudimos hasta el terminal desde donde salía nuestro bus con destino a Valdivia. Por supuesto, parte de las 10 horas de viaje por carretera estuvieron destinadas a pensar en cuándo y cómo volver a ese increible y tan cercano lugar.

¿Para qué? Perú tiene mucho por ver y es muy tentador visitar Nasca, recorrer la gatronomía limeña, descansar en las playas del norte de Perú, o caminar por días siguiente el Valle Sagrado de los Incas.

¿Cuál destino visitarías?

Recomendaciones:

  • Revisar los horarios de funcionamiento de los aeropuertos. Sí, lección aprendida
  • El casco histórico de Cusco tiene muchos atractivos para visitar, si el presupuesto y el tiempo lo permite, deja un par de días para recorrerlo. Esa es una de las deudas que nos quedó y esperamos remediar algún día
  • La gastronomía peruana se merece un recorrido por todo el país, pero a falta de eso, recorrer algunos de los restoranes de la ciudad permitirá hacerse una idea
  • Si bien en la época que fuimos (fines de septiembre), los días eran cálidos y en Machu Picchu bastante húmedos, las noches me parecieron más frías de lo que esperaba, sobre todo en Aguas Calientes
  • Llevar equipaje reducido a su mínima expresión teniendo en consideración los traslados entre Cusco y Aguas Calientes, más aún si harás la ruta o parte de ella caminando

 

Puedes seguir las aventuras de Carolina Risco, co-editora de estos post en su cuenta de Instagram.

 

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